El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) lidera un innovador proyecto a nivel europeo que busca desarrollar una tecnología para fabricar cemento con huella de carbono negativa. Esta iniciativa, que no requiere el uso de combustibles fósiles ni sistemas de secuestro de CO2, tiene como objetivo reducir el impacto ambiental del sector de la construcción.
La tecnología que se implementará se denomina CILANTRO y cuenta con el financiamiento del Consejo Europeo de Innovación (EIC). A través de este método, se espera que el hormigón producido actúe como un sumidero de carbono, capturando entre 0,2 y 0,45 toneladas de dióxido de carbono por cada tonelada de cemento fabricado.
Objetivos y beneficios del proyecto
Román Nevshupa, investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (IETCC) y coordinador de CILANTRO, destaca que esta iniciativa forma parte de un portafolio que incluye otras cinco propuestas seleccionadas por el EIC. “Nuestro objetivo es desarrollar y validar un nuevo método de producción de cemento que no solo evite emisiones, sino que además absorba activamente CO₂ a lo largo de su vida útil”, explica Nevshupa. Esto no solo contribuirá a un entorno más sostenible, sino que también abrirá el camino hacia ciudades más verdes.
Además de evitar las emisiones de CO₂, el proceso de producción permitirá generar gases valiosos que pueden ser utilizados como combustibles limpios. “Esta tecnología mecánica de fabricación podría revolucionar el sector sin requerir grandes inversiones, dado que es adaptable a los molinos ya existentes”, concluye el investigador.
En resumen, el proyecto CILANTRO representa un avance significativo hacia un futuro más sostenible en la industria de la construcción, abordando la urgente necesidad de soluciones innovadoras ante el cambio climático.