Son muchas las empresas que ya han decidido asumir el reto que supone expandir sus infraestructuras informáticas para responder ante el incremento en el volumen de sus datos. La mayoría de estas organizaciones utilizan arquitecturas de tres niveles con componentes de procesamiento, redes y almacenamiento independientes. Gestionar estos componentes informáticos independientes no solo resulta complejo, sino también costoso. Además, con frecuencia, su puesta en funcionamiento, mantenimiento y administración requiere personal especializado.